Noticias

Recientemente Jerónimo Reyes, del Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM y responsable del proyecto de azoteas verdes de la máxima casa de estudios, señaló, que se necesitan mil 200 hectáreas de azoteas con vegetación para reducir un grado la temperatura ambiental de la Ciudad de México.

Los múltiples problemas de contaminación ambiental y el crecimiento de espacios con cemento impactan en el aumento de la temperatura ambiental de la Ciudad de México, la instalación y aprovechamiento de azoteas verdes ayudaría a reducir un grado Celsius la temperatura ambiental; además de atraer grandes beneficios para todos los capitalinos y visitantes.

Entre los beneficios de estos sistemas de saturación de azoteas destaca la reducción o mitigación de las islas de calor urbanas, también sirven para que las plantas atrapen y metalicen los contaminantes (partículas de plomo, cadmio y zinc, entre otras) antes de que lleguen a la atmósfera.

“Para la captación de contaminantes requerimos grandes espacios y lograr que baje la temperatura; hacer de las plantas de la azotea nuestras aliadas, pues son una trampa de partículas suspendidas tóxicas. Este proceso lo estudiamos en la Facultad de Ciencias, en el Centro de Ciencias de la Atmósfera y en los institutos de Física y de Biología de la UNAM, donde se detallan los hidrocarburos aromáticos policíclicos que absorben las plantas y que son cancerígenos”, explico Reyes.

Durante las lluvias el agua corre en una ciudad donde casi no hay suelo, pero con estos sistemas el ciclo hidrológico se regularía y la azotea retendría agua de lluvia que terminará en el desagüe.

Además de mejoran la biodiversidad, ya que los muros verdes promueven la llegada de abejas, mariposas y aves, bacterias y hongos que se desarrollan en las raíces y que son un factor determinante en la eliminación de toxinas.

En Morelos y todo el país necesitamos tomar consciencia y adoptar este tipo de iniciativas, como medida preventiva ante los problemas futuros consecuencia del constante aumento de contaminación.

Fuente: Comunicación Social UNAM